Implacable el Real Madrid. ¿Qué estaba en crisis? Con Solari en el banco, goleó al Al Ain que había sacado a River, llegó a su tercer Mundial de Clubes seguido y se aleja de todos. Es el primer título post Cristiano.
Tremendo el Real Madrid. Implacable. Podrán criticarlo, pero igualarlo jamás. Ni el Barcelona, ni la Juve, ni los coperos argentinos. Si ya el año pasado habían logrado el Bi como nada, ahora en cuatro días cocinaron el Tri. ¿Qué estaban en crisis? Y con un argentino como el Indiecito Solari en el banco, sumando un título -el primero- que le da un espaldarazo en su incipiente ciclo.
El Real no falla en finales. Lo cuestionan, que le falta Cristiano, que no juega a nada, que es el peor de los últimos tiempos, pero a la hora de dar la cara dice presente. Y tiene ese ángel de salir adelante de momentos complejos, como aquella pelota que sacó Sergio Ramos al principio cuando estaban en cero.
La goleada se intuyó desde el arranque, aunque costó muchos minutos asegurarla. El Madrid marcó distancias pronto como suelen hacerlo los equipos grandes, superiores. Justo a continuación de salvar un tanto en contra. El Shahat aprovechó un despiste colectivo, un cambio de juego arriesgado, una cesión sin sentido, para plantarse solo en el área, quebrar a Ramos, eludir a Courtois y rematar al contrapié. El capitán, que sabe latín, recuperó tras ser superado y salvó sobre la línea el 0-1. En la respuesta blanca, Modric recibió una notable dejada de Benzema, más que nada por la maniobra para asegurar la bola, y colocó un Balón de Oro junto al poste. Golazo.
No importa dónde, el Madrid sigue sumando títulos internacionales: cuatro Mundiales de Clubes en los últimos cinco años (desde 2012 que no lo gana uno de Conmebol) y las últimas tres Champions, con distintos entrenadores. La tormenta de Lopetegui ya pasó y rápido floreció un título que en nuestro país se festejaría a lo grande, sin dudas.
El papel del Al Ain fue muy digno, hizo un gol y creó algunas situaciones, pero el Madrid tiene su peso específico. Cuando Modric metió el zapatazo del 1-0 apenas después de salvarse, el destino parecía sellado. ¿A qué juega el Real? Con dos de punta, Bale y Benzema. Una defensa que es línea de tres cuando ataca y de cuatro cuando defiende, un 5 tapón Llorente, el oficio y la calidad de Kroos, la magia de Marcelo (se agachó a agradecer en el final)… No ataca desenfrenadamente, hace circular la pelota, tiene paciencia, espera su momento. Y tiene a un caudillo como Sergio Ramos, que de alguna forma se anota siempre en la red y llegó a sus 20 títulos.
Perdonó muchísimo el Madrid, también en el segundo tiempo. Y eso mantenía el resultado a tiro de sorpresa. La falta de gol que se padece cuando se pierde a su máximo artillero histórico, vamos. También ayudó a mantener en vilo el duelo el criterio del árbitro, que pasó por alto dos penaltis a Lucas Vázquez y Marcos Llorente. Alguno no tiene arreglo ni con VAR.
La sentencia tuvo justicia poética. El mejor futbolista blanco no sólo del torneo, sino de las últimas semanas, es Marcos Llorente. Por su rendimiento y por todo lo que corrige a los demás. En un córner rechazado por la defensa emiratí, Marcos agarró un remate seco a bote pronto que se coló silbando junto al poste. El portero ni se movió. Hizo el 2-0 y a continuación corrigió en los dos laterales. Tiene siete pulmones. No se concibe al Madrid actual sin el 18.
Con el duelo decidido, Bale se hinchó a fallar goles claros. Todo el acierto de la semifinal se perdió en el duelo decisivo. Pudo salir de Abu Dabi como máximo realizador histórico de este torneo. Se queda a uno de Cristiano. Pudo sacarle dos al menos. Y como los puntas no remataban subió Ramos, más inspirado en área enemiga que en la propia (Courtois le corrigió un error ante Caio), para cabecear el tercero y abrochar su vigésimo título. Mandó callar al público, señalándose nombre y dorsal, y corrió a abrazar a Isco. El malagueño se quedó sin jugar. Ni un minuto. Solari sabe enviar mensajes. Ha sido jugador. Tiene una pinta feísima lo del internacional español, hasta la apendicitis el mejor del Madrid de Lopetegui.
Aún hubo tiempo para dos tantos más, un buen cabezazo lejano del japonés Shiotani a la escuadra, en el tradicional despiste blanco, y el último de Nader en propia meta de Nader, desviando un centro-chut de Vinícius, marca de la casa. Un resultado amplio, corto incluso para la superioridad sideral de los blancos. Si en Europa cuesta dar respuesta al Real Madrid, fuera no resiste comparación. El mejor. Sencillamente.
Fuente: Olé