Bauza apuesta a un equipo ofensivo para ganarle a Chile con Messi, Agüero, Di María e Higuaín, quienes compartirán delantera después de más de mil días. Una buena: con ellos cuatro como titulares, Argentina nunca perdió.
En el ciclo de Alejandro Sabella al frente de Argentina existió un punto de quiebre. Un día en el cual el director técnico descartó sus pizarras magnéticas, sus bocetos tácticos y, por cierto, sus ideales futbolísticos. Un momento en el cual la Selección mutó de un equipo equilibrado a otro all in: todas las fichas a cuatro fantásticos que ataquen. Y, en cierta medida, esta idea concedió sus frutos tanto en las Eliminatorias de Brasil (clasificados con antelación y en un alto nivel futbolístico) como en el propio Mundial: hablar de Argentina era hablar de Messi, y hablar de Messi en Argentina era hablar, también, de Agüero, Di María e Higuaín.
La conferencia de prensa de este miércoles de Edgardo Bauza bien podría haber durado apenas unos segundos. Todos querían escuchar en voz del técnico lo que se palpaba desde hace días. «Sí, juega Agüero». Así, el único casillero de la formación titular para este jueves que aún estaba con lápiz quedó confirmado y dejó en evidencia algo más que una simple elección de nombres: si no era el Kun, el potable reemplazante para Dybala era Banega, quien en el Inter viene desarrollando esta posición aunque sus características lo tornan un jugador con más vocación para construir que para finalizar jugadas. Pero no. El entrenador entiende (o, al menos, es lo que se lee en base a sus decisiones) que ante la falta de tiempo para elaborar una red táctica, bienvenida sea el atrevimiento de las individualidades. Y bienvenido sea el desequilibrio de Agüero. Aunque, a la hora del retroceso, eso también pase factura.
Así, ante Chile volverá el dibujo que le dio las mejores alegría a la Selección Argentina en los últimos tres años. Y no sólo dibujo: también los nombres. Por delante de Mascherano y Biglia volverán a estar Agüero, Messi, Di María e Higuaín. «Lo vamos a salir a buscar. El partido se irá definiendo en base a lo que nosotros podamos construir», expresó el técnico a modo de preámbulo de lo que podría verse en el Monumental contra el equipo trasandino. Discurso similar que al que esbozó Sabella, días antes de parar en cancha al mismo esquema por primera vez: «Si juegan los cuatro de arriba, es el golpe por golpe. Siempre es el rival es que va a sufrir más».
Quizás, uno de los motivantes para volcarse por Agüero son sus antecedentes en la Selección cuando compartió equipo con Leo, Fideo y el Pipa: siempre que arrancaron los cuatro desde el pitazo inicial, nunca perdieron. En total fueron doce partidos: diez victorias y dos empates. La gran mayoría, en el ciclo del ex entrenador de Estudiantes de la Plata, que utilizó al 4-2-3-1 como número telefónico predilecto, ideal para juntar a los cuatro. Oficialmente, la primera vez que coincidieron en una cancha fue en el Mundial de Sudáfrica de la mano de Diego Armando Maradona: el DT sustituyó a Tevez y puso a Agüero, quien jugó siete minutos en compañía de Messi, Higuaín y Di María. Al ratito, el ahora jugador del PSG le dejaría su lugar a Bolatti. Un ratito, pero marcaría un precedente.
Para que los cuatro coincidan por Eliminatorias en una formación inicial debieron esperan hasta el 2 de junio de 2012. Ese día, Sabella los puso en cancha para recibir a Ecuador. ¿El resultado? 4-0, con un gol de cada uno. Después, un puñado de minutos distribuidos de a poco pero nunca como sistema madre. De hecho, ni Batista (sólo lo usó ante Costa Rica por la Copa América que se jugó en el país y frente a Uruguay, cuando caminaba por la cornisa) ni Martino fueron muy adeptos a esa idea. La última vez que se los vio desde el comienzo data de más de mil días atrás. 1004, exactamente: fue en el 3-2 ante Nigeria, que resultó casi fatal para Agüero, quien sufrió una lesión que prácticamente lo marginó del resto del torneo.
Ante esto, habrá pocos conceptos futbolísticos analizables, de esos que llevaron a Bauza a convertirse en el entrenador de la Selección Argentina. Será momento (al igual que con Sabella) de cruzar los dedos para que los cuatro de arriba sean más fantásticos que nunca.
Fuente: Olé
